Papá encuentra en la calle un perro astroso y lo trae a casa. El perro tiene hambre, frío y muchísima mugre. Lo primero que necesita es un baño: el agua empieza a correr y el niño empieza a frotar. Una inquietante historia que mezcla humor, misterio y absurdo, brillantemente ilustrada por Ramón París, con un final del todo inesperado.